La relajación profunda es una ocasión maravillosa para permitir que nuestro cuerpo descanse. Cuando nuestro cuerpo está en calma y relajado nuestra mente también estará calmada y llena de paz. La práctica de la Relajación profunda es muy importante para cuidar de nuestro cuerpo y nuestra mente.
Tenemos que intentar practicarla a menudo. Puedes practicarla cualquier momento del día, quizás por cinco o diez minutos antes de irte a dormir, al levantarte por la mañana para comenzar bien el día, o incluso en algún descanso que tengas durante el día. Lo más importante es disfrutar cuando lo hagas.
Túmbate boca arriba y ponte cómodo. Cierra los ojos, deja que tus brazos descansen suavemente a lo largo de tu cuerpo y deja que tus piernas y tus pies se relajen.
¿Sabias que eres un milagro? Todo tu cuerpo es un milagro, desde el pelo en tu cabeza hasta los dedos de tus pies.
Empezamos inspirando y espirando. Cuando inspiramos sentimos cómo nuestro vientre sube. Cuando espiramos sentimos cómo nuestro vientre baja. Nuestra respiración fluye cómo las olas del mar un día tranquilo. Por algunas respiraciones, date cuenta del subir y el bajar de tu vientre.
Inspira y espira y date cuenta de todo tu cuerpo tumbado, siente todas las áreas de tu cuerpo que están en contacto con el suelo. Tus talones, la parte posterior de tus piernas, tus nalgas, la espalda, la parte de detrás de tu cabeza, los codos y los brazos. Con cada espiración siente como te relajas más profundamente, soltando todas las tensiones del día, todas las preocupaciones, todos los enfados, todos los miedos y proyectos para el futuro. Siente el cuerpo de tu peso que se relaja más y más.
Inspirando siento mis dos manos, espirando relajo completamente todos los músculos y huesos de mis manos. Inspirando siento lo afortunado que soy por tener dos manos, espirando sonrío con gratitud a mis dos manos. Mis dos manos son preciosas. Con mis manos puedo escribir, puedo tocar la corteza de los árboles, puedo cocinar, puedo acariciar a un gato, puedo montar en bicicleta, dar la mano a alguien, y muchas otras cosas.
Espirando abro mi mano y la estiro, espirando las relajo. Mis manos son dos buenas amigas, siempre dispuestas a ayudarme.
Inspirando, siento mis dos brazos, espirando permito que mis brazos se relajen completamente. Inspirando, me alegro de tener dos brazos fuertes y sanos; espirando suelto y relajo cualquier músculo tenso y siento alegría y calma en todas las células de mis brazos. Puedo utilizar mis brazos para abrazar a alguien querido, para nadar, para jugar voleibol, a baloncesto… Ahora tengo una oportunidad de decirle a mis brazos: GRACIAS! Gracias por estar ahí para mí.
Inspirando estiro bien mis brazos. Espirando dejo descansar a mis brazos completamente relajados. Inspirando, siento alegría y sonrío a mis brazos.
Inspirando, tomo consciencia de mis hombros, espirando, dejo que mis hombros descansen su peso en el suelo. Inspirando envío mi cariño a mis hombros y respirando sonrío y les doy las gracias. Doy gracias a mis hombros por su fortaleza y por ayudarme a cargar con mochilas y otras cosas. Dejo que mis hombros se relajen y se liberen de todo el peso acumulado.
Inspirando, siento mis pies y los dedos de mis pies.
Espirando relajo mis pies. Me siento con suerte de tener dos pies. Inspirando siento mis piernas. Espirando disfruto de tener dos piernas que me permiten andar, bailar, correr, nadar, montar en bicicleta y tantas cosas más. Durante mi vida ya he recorrido miles de kilómetros con mis piernas. Es maravilloso tener dos piernas.
Inspiro y estiro mis piernas, espirando dejo que mis piernas se relajen. Mis piernas son un milagro y están ahí siempre disponibles para mí.
Inspirando siento mis ojos. Espirando, sonrío a mis ojos. Inspirando permito que todos los músculos alrededor de mis ojos se relajen. Espirando envío a mis ojos mi cariño y mi deseo de que estén bien. Mis ojos son realmente un milagro. Con mis ojos puedo ver, puedo verme a mí, puedo ver a los demás, puedo ver como vuelan los pájaros, puedo ver las estrellas, puedo ver la luna, puedo leer, escribir o ver una película en el cine.
Cuando estoy triste mis ojos me ofrecen sus lágrimas que me ayudan a expresar mi tristeza y transformarla. Hay quien dice que las lagrimas que lloramos ayer, hoy se han convertido en lluvia en alguna parte del mundo. Mis ojos permiten enseñar al mundo lo que hay dentro de mí, dicen que los ojos son el espejo del alma.Inspirando, aprieto mis los músculos alrededor de mis ojos fuertemente. Espirando los suelto y dejo que mis ojos se relajen. Gracias queridos ojos por estar ahí, gracias por permitirme ver la belleza a mi alrededor.
Cuando estoy triste mis ojos me ofrecen sus lágrimas que me ayudan a expresar mi tristeza y transformarla. Hay quien dice que las lagrimas que lloramos ayer, hoy se han convertido en lluvia en alguna parte del mundo. Mis ojos permiten enseñar al mundo lo que hay dentro de mí, dicen que los ojos son el espejo del alma.Inspirando, aprieto mis los músculos alrededor de mis ojos fuertemente. Espirando los suelto y dejo que mis ojos se relajen. Gracias queridos ojos por estar ahí, gracias por permitirme ver la belleza a mi alrededor.
Inspirando siento como mis pulmones se hacen grandes. Espirando siento como se vacían de aire. Inspirando, me alegro de tener dos pulmones en buen estado. Espirando, les sonrío con gratitud y amabilidad. Mis pulmones son increíbles. Me ayudan a respirar día y noche, incluso cuando duermo. Me aportan el oxigeno que necesita mi cuerpo y todas mis células. Me dan el aire que necesito para hablar, para cantar, gritar, para susurrar y para reír. Cuando nací la primera cosa que hice fue respirar profundamente. Y desde entonces mis pulmones han estado ahí para mi, trabajando cada minuto, cada día. Inspiro profundamente y dejo que mis pulmones se llenen de aire, espiro y les permito relajarse. Gracias pulmones por estar ahí.
Inspirando me doy cuenta de que mi corazón esta latiendo en la parte izquierda de mi pecho. Espirando disfruto de mi corazón, le doy gracias y dejo que descanse. Con mi respiración, envío mi amor a mi corazón. Con mi espiración, sonrío a mi corazón. Mi corazón me mantiene vivo y está ahí siempre disponible para mi, cada minuto, cada día. Nunca se toma unas vacaciones. Mi corazón ha estado latiendo desde que tenía tan solo cuatro semanas dentro del vientre de mi madre. Es un órgano maravilloso que me permite hacer todo a lo largo del día. Inspirando, sé que mi corazón me entrega mucho cariño y amor, todos los días. Espirando, prometo vivir de tal forma que pueda ayudar a mi corazón a estar sano y fuerte.Con cada exhalación, siento como mi corazón se relaja cada vez mas y siento cada célula en mi corazón sonriendo con alegría y tranquilidad.Inspirando siento mi vientre, espirando dejo que mi vientre se relaje.
Inspirando sonrío a mi estómago, espirando le doy gracias. Mi estómago también trabaja todos los días digiriendo la comida y dándome energía. Ahora dejo que descanse totalmente.Inspirando siento mi vientre ligero y contento. Espirando siento gratitud hacia mi estómago que siempre está ahí para mí.
Ahora llevo mi concentración a un lugar en mi cuerpo que pueda estar enfermo o que tenga dolor. Me tomo tiempo para ser consciente de él y enviarle mi amor y energía de sanación. Inspirando permito que esta zona de mi cuerpo descanse y espirando sonrío con cariño a esta zona.
Sé que hay otras partes de mi cuerpo que todavía están fuertes y sanas. Dejo que estas partes fuertes de mi cuerpo envíen energía a la parte que esta dolorida o enferma. Siento la energía y la fortaleza de las partes sanas de mi cuerpo llegando a la parte débil, siento como la calman y le ayudan a sanar poco a poco.Inspirando siento que mi cuerpo es un milagro porque puede sanar cuando está enfermo. Espirando suelto cualquier preocupación o miedo que pueda albergar en mi cuerpo. Espirando, sonrío con cariño a la parte de mi cuerpo que no enferma o dolorida.
Inspirando siento mi cuerpo tumbado en el suelo. Espirando, disfruto del peso de mi cuerpo, tumbado, relajado y calmado. Sonrío a mi cuerpo a medida que inspiro, envío mi compasión y mi amor a todo mi cuerpo a medida que espiro. Siento como todas las células de todo mi cuerpo sonríen conmigo. Siento gratitud hacia todas las células de todo mi cuerpo. Siento como mi vientre sube y baja, inspirando y espirando.
La relajación profunda ya ha terminado, puedes mover suavemente tus manos y tus pies, estirándote lentamente. Puedes girarte a un lado y cuando estés listo puedes abrir los ojos. Tómate tu tiempo para levantarte, tranquilamente. Puedes disfrutar de la energía tranquila que has generado en la relajación y llevarla a lo largo del día.